Yo no juego que juego yo juego de verdad porque conozco las reglas del juego

 

Cuando me preguntaron, por favor, hablanos sobre el infinito, yo les dije: No. No puedo hablar sobre el infinito, ¿por qué? Porque si hablamos sobre el infinito allí se acaba la matemática. Porque cuando el infinito regrese a dónde se produce, no habrá nada de aquello que lo produjo. Es como la partícula, si decimos dónde está, no podemos decir a qué velocidad viaja, y si decimos a qué velocidad viaja, no sabemos dónde está. Es como Dios.