Sinfonía para los peces en Sim Saima –Sí (B) Mayor

 

Por largo rato me quede echado

Sobre el regazo de mi abuela

Pensando en los largos sueños de mi juventud.

En un tono de superstición y sukia

me decía aquella kuka amada

“Hijo es peligroso viajar por mar

el primer día de luna llena

especialmente en un bote

de barrigahinchada-y-delicado-de embarazo-de quíntuples.

Peor suerte es todavía hijo

viajar en compañía

de un reverendo padre

o

una reverenda madre

séalo por aire

séalo por mar.

Ora hijo,

tienes que orar,

que oraciones te lleven

que oraciones te traigan.

Es más hijo mío:

Horribles peces acechan

a las sombras de las aguas:

El tiburón sanguinario

con esa aleta de la muerte

como periscopio de submarino

espiando, espiando y espiando.

El mero y la barracuda

rodando nuestros sueños

con ese aire pesado

de agente de seguridad…

El pez sierra

con cada diente más filoso

que una hoja de afeitar…

El pez-espada

-verdugo de ballenas –

con ese bisturí asesino

resplandeciendo como cuchillo de zapatero

que ataca y repele

con ímpetu de D’Artagnan…

Es la gloria del pez – estrella

y el caballito de mar

la que salpicaba

por nuestra gran gloria

hijo

proyectándose hacia la otra

cara azul de la luna.

El mar es capaz

de volverse hostil

hasta con su propio creador.

Pero al final de la carrera, hijo

el también como nosotros,

aparecerá sin camisa

frente a las playas

de la eternidad

sonriente como un payaso

después de los aplausos”.

El único lugar

donde yo he vertido

lagrimas sinceras

sin saber exactamente por que

ha sido contra el regazo huesoso

de mi abuela paterna

y hoy en la víspera de mi partida

de mi primer plenilunio

hacia el reino salado de los peces

lo he vuelto hacer…

¡Lo he vuelto hacer

y con los ojos de nuevo en flor!

 

Yo sabía entonces que

con mi equipaje de sueños

de fabricación casera

tirado sobre el hombro izquierdo

y el otro de fabricación X

tirado sobre el hombro derecho

habría que proseguirme el camino

hacia el cero

entre las infamiliaridades gratas

donde vocación y avocación

me esperan

pacientemente impacientes

para hacer uno en mí

por mí

y a pesar de mí solo para mí.

La hora apremia y las aguas suben…

Beso a mi abuela.

Le digo adiós.

Recojo mis cosas y me voy…

Nos alejamos del viejo muelle

entre adioses de manos y pañuelos

dejando atrás algunas lágrimas secas

pero también algunas como las de mi abuela

parada en la baranda de nuestra casa

mirando hacia el mar

con una taza de café negro en la mano

y un par de oraciones

balanceándose sobre los labios.

El crepúsculo tendía sus últimas gotas sobre el timón del bote.

Algunas aves pesqueras se hacían para la costa

esquivando los primeros aleteos de la noche

descendiendo sobre lo profundo.

Son tantos ojos hinchados  de lágrimas recientes

que miran aquí afuera

sobre este mar color de tristeza

que no me dejan olvidar aquella muchacha

que voy dejando atrás en este pueblo tan pegado al agua…

Otra vez

el alejarme de mi hogar

me deja este sabor a mar en el corazón.

El mar es domable solo en el pensamiento.

Desde un principio sus aguas han venido pisoteando las cosas sagradas.

Algo divino ha de suceder algún día de estos.

Aún persiste sobre sus olas aquella soledad de peces

para la hora de los muertos-por-agua

y yo aquí afuera sobre este campo de juego de peces

alejado tantas millas del pecado de las ciudades

siempre he de reconocerme menos noble que este cuerpo de agua

aunque me siento hoy tan cerca de Dios en la licuefacción de mis sentimientos.

Hoy probablemente me aguarda

a las sombras de los peces

el glu – glu del ahogado

acompañado de las últimas burbujas

que lanzan las cosas conquistadas por el agua.

Así fue que nos hicimos al mar

en un tiempo cuando este

apenas se movía

a un lento ritmo oriental

y el rompimiento de sus olas

dejaba sendos callejones de champaña desparramados como flores blancas

sobre un desierto oscuro

en adoración solo al Mamon de la superficie…

… y llegamos hasta la madrugada

del primer día

de mi primer plenilunio cabalgando las olas

con música de radios

abrazos de enamorados

carcajadas metálicas

y canciones animadas de palo – de – mayo con guitarras a proa guitarras a babor.

(Estaban frescas todavía sobre algunos ojos

las contorsiones sensuales de aquella negra

hermosa que meneaba la cadera y las regiones

del ombligo como las ondas del mar.

La que jamás fallo a un solo palo – de – mayo

en sus 15 años de simsaimasimalo.

Cuando se le reventó el apéndice

al hospital fuimos a dejarle flores

jugo de naranja enlatado

y una pequeña “Get Well Card”

con leyenda en inglés (por supuesto).

Toda la mañana del segundo día de mi primer plenilunio sobre lo profundo

era mía para ensayar

mi eternidad contra la mar.

En estos momentos yo quise

que mis horas eternas fuesen

un solo grito universal

de rosas acuáticas y lenguajes de caracoles

y se lanzasen contra todas las posibles playas

de este globo carcomido

y que al retirarse las aguas de nuevo hacia sus cauces

se quedase alguien como yo contemplando mis descarnados restos

y se dijese en un gesto como de periódico:

Este amo demasiado.

Sufrió de mujeres.

Murió de presente por que no pudo olvidar el pasado.

El futuro no le debe nada:

Pues en vez de la vida

escogió a la humanidad.

Fue negro pero sobre todo

vivió una poesía mas interesante que su propia piel.

Adentrándonos en la noche. Nos adentramos en el miedo

Sobre unas olas frenéticas a go – go

Con la pequeña brújula histérica hacia el horizonte

Que sube y baja más rápido

Que los propios latidos del corazón del timonero.

Furia y salvajismo en éxtasis de olas  y espumas

Destruyéndose y volviéndose a incorporar de entre sus propios escombros.

Pero, ¿Cuál es la verdad?

¿Qué las olas se arremeten contra el bote

o que el bote  se arremete contra las olas?

La realidad es que ambos se encaminan hacia/o des ago

encontrándose  mutuamente en sus respectivas ir – llegando.

Pero todo

todito fue suficiente

para que cualquiera lo sintiese

desterrado arbitrariamente

bajo las ultimas cenizas agonizantes de la luna redonda y opaca

o

imaginarse descarnado entre los peces

como un animal muerto

con los repartidos huesos hechos un souvenir

para aquellos monstruos submarinos

que el productor de cine no ha descubierto todavía.

Las travesuras y osadía de los elementos  tienen que seguir.

Toda esta ondulación y movimiento tienen que seguir.

Yo conozco a marineros  de sangre fría con fichas en todos los mares

que me han contado espeluznantes historias de película

de aventuras que han tenido en las esquinas más calientes

de estas patadas – de – mula

y de cómo han orado a Dios

solicitándole una cita

en cualquier punto de reunión sobre un mar

neutral para firmar un pacto de tregua

o de paz.

Yo he visto a hombres llorar como niños extraviados de mama.

Yo he visto a hombres envidiar el vuelo de aviones y cohetes.

Yo he visto a hombres orar como santos en la hora del peligro.

Pero toda esta rivalidad de átomos y tiempo

tiene que seguir aquí próxima

a la estupidez y falsedad

de estas máquinas con memoria puestas entre nosotros.

Para este bote es solo cuestión de olas

De espumas

Para la continuidad de sus días – agua y rumores de caracoles.

En cambio

besos e hipocresía

tienen que seguir

aquí junto a los que en realidad somos un poquito

mas bajos que los ángeles

solo para comprobar

que en realidad somos

el único semen puro

que inmortalizara

la verdadera Era del hombre.

… Somos la raza de POETAS

conocidos únicamente entre los otros

por nuestros pequeños nombres de hombre

Pero nosotros hermanos

que lo poblamos todo de poesía

ciudades con nombres de poesía

inventos con nombres de poesía

deportes con nombre de poesía

sucesos con nombres de poesía

suicidios con nombres de poesía

asesinatos con nombres de poesía

guerras con nombres de poesía

pecados con nombres de poesía

poemas con nombres de poesía

también hemos de morir

aunque cantemos

en nuestras cadenas

como el mar.

En el último de los tres días de mi primer plenilunio

sobre este pedazo de tiempo relegado de líquido

fue cuando se volvió a escuchar el motor del bote

acompañado de la música de un radio a todo  dar

entregarse de un solo a los caprichos del mar.

Con la misma intensidad de mi primer,

segundo  y tercer movimientos sobre lo indomable

quiero que se verifique hoy frente a las playas  de mi pueblo

un solo rito universal de olas y espumas

y un bote sobre el mar

y que se halle alguien que las contemple

desde el lugar de mi ausencia sobre el barranco

frente al mar aunque el resto del pueblo

anduviera de espadas contra él.

La esperanza de una generación grande

si la medimos por el tiempo

que un mar tarda

en ponerse en forma

para la eternidad.

 

Es sobre el mar

que de debemos mirar

si hemos de conocer

la verdadera Edad del Hombre

ignorado por tanto tiempo

entre dos gotas de agua

alojadas en el misterio

de dos fosas nasales

sin ruido y sin tiempo…

La otra noche cuando el mar estaba en calma

el viento sopló

el son de mil:

“Rinqui – tinqui – tin

All dem gial de rinquitinquitin”

Suavemente por encima

De los techos de mi pueblo.

El Sim – Saima – si –maloo

fue el primer canto de gallo hacia el amanecer.

La alegría de los peces era nuestra.

Y todos nuestros dientes

quedaban

En una fila recta.

 

6 de septiembre de 1968 -C.R.